¿Y a vos... Que te parece?
i me mine 11:39 | 1 comentarios
Diario de Viaje: Chile (Septiembre 2009)
Cebiche de marisco, pulpo y jugo de limon y otras yerbas. No pasó el test, pero tenia con qué pasarlo, por lo menos
Mina eterna
traducción 22:23 | 0 comentarios
Los hedonistas la tenían clara: "Si no disfrutas de la vida, la estás malgastando" "Placer y felicidad, las máximas de la vida" "Sin televisión y sin cerveza, Homero pierde la cabeza!" "KAMIKAZEEEE!"-bueno, cada cual a su modo- Arquitectonizamos nuestra razón. Elegís cómo llegar al placer y al poder. Cojés con quien querés. Matás al que querés. Te abris paso con tu propósito y vas peldañeando tu vida. En el propósito que elijas. Valdrá la pena, si solo para vos, separado de todo, y con el todo. No digo que sea una filosofía genial, pero veo un pilar en la capacidad de razonamiento y elección (¿sentido común?). Y mi amor por ESE pilar hace que quiera proteger a los mios y ayudarlos a alcanzar cierto, sino raciocinio, al menos, un buen parche. Las maneras para conseguir algo relevante a escala global se saben, o absorbemos, violencia y belicosidad son una, seducción, espionaje y crimen otra, pacto, tacto, carisma y diplomacia otro tanto, inspiración, las artes y las humanísticas siguen siendo otra, y la más jodida de todas, la creación. Y las aspas del abanico se cierran si vos. Y, como para no perder el hilo que suele acompañar a estos planteos, la necesidad de saber que esconde nuestro punto final aquí. Si algo espera. Y si alcanzamos a hacer algo relevante a nivel global (no digo en toda la riña redonda, pero en el submundo que nos competa). Podes meter al gran Ingeniero del universo en esto, el mismo que nos dotó del glorioso poder de elección. El si-entonces-sino. Juega con las mismas ganas, pero son cartas a medida. Todo es decisiones, a menor o mayor escala. Incluso aceptar esto que lees. Ninguna otra opción tiene tanto poder como la que podes hacer, si te basas en lo que realmente crees. Podes sacarlo de los planes, pero si es relevante para la gente que te quiere y esta involucrada en tu felicidad, qué tanto podés reojearlo. Y nos meteríamos entre el clásico de siempre: dogma contra nihilismo. Ni ganas. ¿Como te es menos doloroso llegar? Una de dos: dinero o influencias. ¿Cómo llegas? Siendo el mejor de la clase y pegarla con la carrera es lo que se me ocurre, aunque la insondable mala suerte o falta de empeño parquen libremente. ¿O qué, sino? ¿Sacar algo de la galera? ¿Amiguismanipular a los que pueden?
Y, sobre todo, ¿estarás listo?
Asintomático
Llegé a febrícula. El estómago gozaba de cierta fuerza centrípeta. ¿Algo que comí? ¿El inofensivo y fortificante jugo de naranja que tomé, apurado, en un descanso del trajín facultativo? ¿Noticias, esperas? No lo sé. Decidí soportar lo más que pude.
El cuerpo es el límite, uno piensa. Y despues de circunstancias para nada agradables, vuelve a su estado, digamos, equilibrado. La tan llamada normalidad. Pero mi curiosidad pudo más. Dentro de mi cabeza descollaba una orquesta de fuegos artificiales adulterados, temiendo que, en cualquier momento, cedieran las fajas de seguridad. Los ojos estaban perdidos y lagrimosos, mi revolución intestina habia llegado. Altruísticamente, no me liberé de ella tan rápido como uno quisiera en el mismo lugar.
Los segundos pasaban, y la desesperación se tradujo en gritos. Primales, directos. Los pelos se crisparon, como un escudo, una barrera protectora. Las paredes ahogaban y decidí aproximarme (con muy pocas fuerzas) al balcón. La ropa incomodaba, me oprimia, ya no era necesaria. Las cadenas, los piercings, los colgantes militares, el celular, el reproductor de mp3, los auriculares. Volaron en un intento instintivo. El profundo pelaje ocupó todos los lugares. Mi cabeza despresurizó. Era libre.
En el reflejo de la chapa fria de marzo me pude ver. Mis dientes se revelaban brillosos, puntiagudos, dibujando un grito aullido estridente. No sé si mi familia escuchó. Yo ya me alejaba, varios techos de distancia.
¿Tiene tinta tu tintero?
Atajá el sol
Pocas veces uno se pone a determinar el porqué le gusta algo. Ya desde la primera linea, objetizar el gusto ya supone un total desinterés en explicarlo. Le gusta a uno y listo. Me gusta, qué tanto. Siempre hay más motivos para decir que no. Y asi se desata la intolerancia y sus amigos. Eso ya es crema de otra torta.
Capítulo IV: Estadía Italiana
Hasta que no llegó mi vieja, cero papeleo, cero translado a la habitación, cero comida (porque si, estómago cerrado y todo, te da hambre). Media hora y ya estaba en el tercer piso, compartiendo habitación con un loco que estaba a hora y media de que le den el alta (suertudo), y que me dejó como 5 horas de crédito en el televisor (suertudo). y como en un reality show, puedo acordarme (no sé si con lujo de detalles, pero buoh) el dia a dia de los cinco que estuve internado, empezando un miercoles.
DÍA UNO
La inexperiencia del suero, y de tener una cánula en tu costado, trajeron bastaaantes momentos jodidos (encima, soy más tosco que Marley enyesado), pero tenia ciertos momentos copados cuando me visitaron mis amigos, bastante preocupados por un lado, y algo tranquilos, mientras les contaba como fue la bola. Y para matar el tiempo, las peleas de Intrusos, que le vamos a hacer. Es eso o una inyección antitetánica en donde el sol no alumbra (o las dos cosas).
DÍA DOS
A todo esto, estaba fresquito, y el cambiazo de estar abrigado con una remera larga, una campera de hilo y otra de algodon, a estar con una remera corta y unas sabanas que no te abrigaban nada (párrafo aparte para las camas: media pila, deben tener como 30 años, y al que tenia que acomodar la cama de turno, le costaba un poco bastante). Resultado: tos, tos, y mas tos. Lagrimones, lagrimones y más lagrimones. Pero me trajeron el celular, y pude abstraerme con Justice y Mgmt un rato. Vinieron mis amigos, y luego cayo mi viejo a la noche, y fue una reunion familiar un poco.. poco feliz, podria decirse. Y aprovechando el celular con radio, me dispuse a escuchar el programa radial que seguia entonces (aquel que, ya recuperado, iria a saludar), interactuando con los conductores y todo, pero sin dar indicios de estar e esa situacion. Me acuerdo de haber deslizado un "¿Te gustan los hombres en camilla?" a una ocasional visita del programa.
DÍA TRES
El hombro derecho ya me dolía, pero cayeron amigos de la secundaria y de la facultad a saludarme. Ya de trasnoche, despues de comidas de hospital (muy ricas, por cierto) y numerosos análisis, vi este video en el BitBox (canal del que ya nadie se acuerda que existió; de todas maneras, yo no quería música en mi idioma), y llore como nena, no me da cosa admitirlo
DÍA CUATRO
Ya podia moverme un poco y caminar por el pasillo para no ser un tedioso paciente de cama. Una internada de unas habitaciones cerca me miraba entre asombrada y timida. Habrá tenido mi edad. Le hacia gestos para que salga un rato al pasillo y hablar un rato. Nunca salio. Aparentaba estar sana, pero (enfermeras mediante) me enteré que tenia un caso de anorexia grave en recuperación. Siguiendo con el cronograma social, tuve un nuevo compañero de cuarto, un señor grande sin extremidades por la diabetes. Sus familiares no lo visitaban. Agradecí mi situación, y mi vieja lo ayudaba en algunas cosas. A todo esto, tocaba Arbol y me comi la bronca de no haber ido, aun con entrada, la que les di a mis amigos para que la hagan plata, obvio. Y despues, ya mejor, quemarla con ellos, obvio.
DÍA CINCO
Me entero que me van a dar el alta. Copado. Pequeño detalle: quítenme todos los tubos. Segun mi madre, terminé amarillo de tantos dias de internación (?). Saludos a los doctores y enfermeros, y al eventual compañero de habitación. Que le dejamos poco crédito en la televisión, pero es algo. Era mediodia, y el sol pegaba lindo. De ahi en adelante, el cuerpo se acomodaría. Mi cabeza, puntos suspensivos. Mi confianza murió con el que supe ser hasta ese entonces.
El oceano abraza
Capítulo III: Salud Pública
Per Omnia Secula Seculorum
Reflotando Textos III