Capítulo III: Salud Pública

Debo advertir que ésta entrega de mi relato contiene imagenes visuales muy chocantes, asi que si sos sensible, impresionable, débil del estómago o te entristeces con facilidad, te pido que no lo leas. Fue un esfuerzo increible tener que escribir este capítulo, pero necesitaba desahogarme. Tenia algunas partes escritas, pero eran muy sosas. Y a veces me pregunto porqué sigo este relato, para contestarme que algunas personas no entienden mi forma de ser, y al relatar esto, no se si disculparme, pero que es mostrar carnet de lo que viví y pasé, y con lo que tengo que convivir, seguro.



Esperar a que me abran la puerta no fue tanto como en otras noches tranquilas. Mi familia en ropa de dormir, alborotada. Muchos mas detalles no pienso dar: fue un momento muy personal. Yo so sabia si estarsentado o parado, mientras llamaban a la policia, a una ambulancia, y a un remisse. En el tiempo de espera, mientras me apoyaba en el marco de la puerta de entrada con una toalla helada y tratando de estar lo más despierto posible, JURO haber visto al mismo tipo, pasar con otro chico y dos mujeres (tiempo despues me enteré que su modus operandi era que las chicas buitreaban en bicicletas por el barrio, y avisaban a los atacantes). El remisse vino primero.

Dentro del coche, me llegaban mensajes de Alvaro, que se enteró por mi hermana. Mi familia enterada y los vecinos, todos enterados y queriendome ver. Pero en urgencias no podia entrar nadie, salvo yo. La sangre cesó bastante, y respirar hondo era impensado. Apenas recostado, escuchaba las conversaciones de los practicantes de Medicina, de cómo la habian pasado el fin
de semana, y movidas así. Tuve que soportar huecadas similares a que me pregunten a qué tribu urbana pertenecia, y que me tildaran de EMO. A lo cual, respondí ironicamente: si, con rulos, ¿eh?. No más interacción. El tacto lo olvidaron en la puerta. A mi izquierda, pasando los sueros, habia un muchacho. Look similar a mi ajusticiante, con todas sus piernas teñidas de rojo. Crucé un par de palabras:

El: -Eh amigo, ¿que te pasó?;
Yo: -Me intentaron robar y me pegaron un facazo.. ¿y a vos, che?;
El: -Yo intente saltar una pared porque me quisieron robar tambien

Y minutos despues, gritaba para que lo atiendan. Yo decidi mantener un poco la cordura y esperar. Algunos otros minutos despues, cayo un practicante y empezo a limpiar la herida, y quitar de a poco lo que estorbaba (tenia el mp3, el cable de descarga y los auriculares del celular, el celular... iba cargado). Tenia puesto una remera larga, una campera de hilo y un buzo de algodon, estos dos con cierre en el medio, y azules, ahi algo marrones, por razones desgraciadas. Todavia los guardo, a pesar de algunos me aconsejaron que los tirara

Empezó a darme puntos. Al primero, llega el que seguro era un supervisor de los practicantes, y me dice: respir hondo y fleccionate hacia adelante (a esto, yo acostado). Al hacerlo, me tira agua oxigenada, un chorro, desde la botella misma, y pense mientras caia, en esos microsegundos, que algo pasaba. Llego a la herida, y hacía burbujas. Para nada divertido. Acto seguido, le dice al practicante: -Lo ibas a coser, y tiene el pulmón perforado. Si no llegaba el supervisor... Y mientras, el muchacho de al lado seguía vociferando, ahora esposado a la camilla, y con efectivos policiales a su lado.

Anestesia local, entre la tercera y la cuarta costilla calculo yo, en mi lado derecho. Contener la respiración y sentir, en primera instancia, un escalpelo frio y, después, el dolor mas espantoso y menos comparable que sentí en mi vida. Grité hasta el llanto, porque la anestesia no cubria mis organos internos, y, según me pude enterar despue, necesitaban un tubo para que drene el pulmón y deje de estar comprimido por la falta de aire (o, como siempre lo expliqué, chicharrado). Despues no recuerdo más nada hasta (calculo que me habré desmayado del dolor) que me desperté un rato con una sonda (WTF) y pude cruzar, ahi si, unas palabras con mi madre y ver a quienes habia preocupado. Por suerte y segun mi voluntad, poca gente se habia enterado. Y enseguida me paseaban con la camilla desde la sala de rayos hasta el tomógrafo (y no se quedan cortos al describir al nuevo hospital público de aca como uno de los mejores equipados, ciertamente lo es). Prueba tras prueba, y la aprobación del doctor a cargo, que elogiaba la salud de mis pulmones. Extrañamente orgulloso.

Se habían hecho las 5:30, a todo esto. Una siesta interrumpida por un sorpresivo translado. -¿A donde me llevan? -Al Hospital Garibaldi. Solo, en la ambulancia. Chofer, enfermero con cara de cansado, y yo. En la ambulancia. En esa situación.

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AKA